Ya no hay marcha atrás, dejo, esa vida fácil de despreocupación para embarcarme en una de las trampas más antiguas de la humanidad, con la ayuda de mi pareja, y con la ayuda inestimable de padres, suegros y espíritu santo, la HIPOTECA, que suerte la nuestra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario